Uno de los factores que te impiden actuar, es decir, moverte conscientemente en la vida por decisión propia, es el miedo al rechazo. La autorrealización en la vida la alcanzas cuando la mayor parte de las decisiones nacen de ti mismo: cuando te haces dueño de tu vida. Para llegar a este punto es básico haber pasado por el éxito y el fracaso. Cuanto más acostumbrado estés a tener éxitos y fracasos, mayor valentía adquirirás para llevar a cabo tus sueños. Si el miedo al fracaso es tan grande que te impide dar un primer paso, te voy a contar un secreto: las personas no están tan pendientes de ti como lo están de ellas mismas. Incluso cuando seas juzgado, para bien o para mal, en esencia es un reflejo de lo que hay en el interior de cada uno. Así que relájate, lánzate y disfruta del camino.
La sabiduría es inspirar, no imponer. Si como individuo eres capaz de encontrar la inspiración eludiendo las imposiciones, habrás encontrado una valiosa fuente de energía para llevar a cabo tus propósitos: ¡aprovéchala!
Si te preguntas si estás autorrealizado, lo más probable es que no lo estés. Ocurre lo mismo con la felicidad, si te preguntas si eres feliz, lo más probable es que no lo seas. Ambas cuestiones se comportan como un fluido. Cuando te das la libertad suficiente es cuando las mejores ideas llegan a tu cabeza. Las buenas ideas no suelen llegar cuando las andas buscando, sino cuando las dejas de buscar y tú fluyes. Para llegar a ese estado de realización, debes tener las herramientas necesarias para moverte por la vida sin dependencias, aceptando tus logros y aprendiendo de tus errores. Educar debería ser dar al individuo las herramientas necesarias para que actúe en la vida con total libertad y responsabilidad. Si cada persona del mundo aspira a conseguir la mejor versión de sí misma, un mundo mejor será la consecuencia.