Esta es una pregunta muy interesante que me han hecho recientemente y quiero compartir con todos la reflexión.

Me temo que no existe una rentabilidad óptima de una inversión, ya que ésta vendrá determinada por el binomio rentabilidad-riesgo que cada persona está dispuesta a asumir. Dicho esto, la rentabilidad óptima es la máxima que seas capaz de obtener con los recursos disponibles, adaptados a tu perfil como inversor. La rentabilidad mínima viene fijada por el crecimiento de los precios de una geografía. Tu dinero debe obtener rentabilidades superiores a ese crecimiento, ya que en caso contrario, pierdes poder adquisitivo.

Existen unas pautas básicas de inversión a considerar:

  • Cuanto mayor es la rentabilidad esperada, mayor es la probabilidad de pérdida de tu inversión.
  • Toda inversión lleva asociada una posible pérdida, por lo que asegurar tus inversiones desde el origen de las mismas es una forma de minimizar ese impacto, además de que asegurar desde el origen es más barato que asegurar a posteriori cualquier sistema que poseas.
  • Cuanto más conocimiento adquieras sobre cualquier apuesta de inversión que realices, más minimizas el riesgo de pérdida, el conocimiento es poder. A través de el conocimiento es como puedes obtener mayores rentabilidades. Por ejemplo, si decides iniciarte en el negocio inmobiliario comprando una casa y alquilándola, cuanto más informado estés sobre el mismo, más barato te resultará la compra y mayor rentabilidad puedes obtener de tu propiedad. Para ello escribí un libro que vendo a través de Amazon y desde el apartado Tienda Cómo comprar una casa, describiendo aspectos necesarios como la negociación, la elección de la zona, el análisis previo, el diálogo con la entidad bancaria, el cálculo de la rentabilidad, los costes asociados y todo lo que debes saber para comprar una casa. En aquello que decidas invertir, debes convertirte en experto, y las decisiones que tomes sobre tu propiedad sean con seguridad de lo que estás haciendo.

Una práctica sana en cualquier inversión es invertir por debajo de tus posibilidades, de manera que no te endeudes o te endeudes muy poco. Esto, como todo, es flexible y depende de cada persona. No hay una única forma de hacer las cosas y esta es solo una sugerencia genérica, basada en la observación y el análisis del comportamiento propio y genérico. Recomiendo empezar poco a poco, adaptando tus inversiones a tu situación actual.

A grandes rasgos:


  • Que la suma de todas tus deudas (incluyendo tu hipoteca en caso de que la tengas) no supere el 35% de tus ingresos mensuales netos.
  • Nunca estés endedudado por encima de 4 ó 5 veces tu retribución anual neta. Por ejemplo, si cobras 20.000€ anuales netos, que la suma de tus deudas no supere los 100.000€.
Para poder hacer frente a inversiones, debes ser capaz de destinar mensualmente el 30% de lo que ingreses al ahorro y la inversión. Si tienes en mente un gran proyecto, puedes acumular ese 30% hasta que alcances el dinero suficiente para acometer tu inversión.
Reducir costes a través del conocimiento y la negociación, minimizar pérdidas a través del conocimiento y de asegurar, diversificar tus inversiones en plazos, geografías, instrumentos, y no endeudarte nunca por encima de 4 ó 5 veces tu nivel de ingresos neto anual, son pautas a considerar en cualquier inversión.
Mantén un equilibrio entre ahorro, inversión, deuda y gasto, y esta práctica te permitirá arriesgar más en tus inversiones de manera que el miedo a la pérdida se mitiga por tener cubiertas tus posiciones.

Esmeralda Gómez Löpez

Especialista en Libertad Financiera - Analista Estratégico en Banca Digital - Escritora - Pintora

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