¿Qué es la deuda mala?
Es aquella que contraes para conseguir un producto o servicio y debes devolver a través de cuotas más intereses hasta la devolución total del dinero prestado, sin haber articulado ninguna acción alrededor de tu adquisición que permita recibir ingresos. Se trata de la deuda que contrae la mayoría de las personas. Hay cientos de ejemplos de deuda mala: un préstamo para comprar un coche, una hipoteca para una vivienda en la que vas a vivir, la financiación para pagar una televisión, etc.
La deuda mala te empobrece y aleja de la libertad financiera, por lo que es muy importante aprender a identificarla, para después evitarla. Si nunca has contraído ninguna deuda, lo ideal es que replantees tus pasos y que los primeros préstamos que pidas sean para invertir o especular. Sin olvidar nunca que cualquier tipo de inversión o especulación conlleva riesgos, pudiendo llegar a perder tu capital aportado y el solicitado en caso de que decidas apalancarte para realizar la operación.
¿Qué es la deuda buena?
La deuda buena es aquella que no pagas tú, o dicho de otra manera: la que pagan otros. La deuda es un vehículo muy interesante para invertir o especular, bien utilizada puede acelerar el ritmo hacia la Libertad Financiera, ya que te permite poner en juego dinero que tú no tienes y te prestan. En los tres ejemplos vistos anteriormente, convertir deuda mala en deuda buena es posible:
La hipoteca para la vivienda adquirida se convierte en deuda buena si alquilas una de las habitaciones de la vivienda en la que vives. En caso de que no vivas en la casa, puedes comprar la casa, alquilarla y vivir en otra casa más económica. También puedes alquilar las habitaciones en fines de semana a través de modelos de economía colaborativa y empresas emergentes. Con todas estas fórmulas percibirás ingresos que te permitirán hacer frente a la cuota de la hipoteca: la deuda la están pagando otras personas.
Al comprar un coche se le puede insertar publicidad en el exterior, de forma que empresas publicitarias te pagarían una cuota que haría frente a la cuota del préstamo que tendrás que pagar para devolver el dinero prestado.
En el ejemplo de la televisión, podrías organizar una vez a la semana juegos de rol en el salón de tu vivienda y promocionar la iniciativa a través de las redes, a cambio de una cuota fija entre los participantes.
Es cuestión de imaginación y de que los pagos que salgan de tu bolsillo, sean recuperados mediante acciones en las que el bien esté implicado. De esta manera no solo la deuda es buena, sino que también puedes llegar a ganar dinero, por lo que estarías generando ingresos pasivos o activos.
Esmeralda Gómez López
Especialista en Libertad Financiera - Analista Estratégico en Banca Digital - Matemática - Escritora - Pintora